Mientras que un líder puede ser un jefe, no todos los jefes son líderes. Hoy las organizaciones necesitan más que nunca liderazgo, no pastoreo.
Seguro ya lo habrás notado pero, en caso de que no, es un hecho que hoy en día hay más jefes que líderes en el mundo laboral.
Antes se pensaba que una de las ventajas de ser jefe es que se hacía lo que decías, que nadie te contradecía y, en general, te temían. Sin embargo, las adversidades que enfrentan las organizaciones requieren de un nuevo estilo de “ser jefe”.
Ya sea que ahora tengas a cargo a un equipo o aspires a ello, tú decides: ¿quieres ser solo el jefe o un líder para tus colaboradores?
1. Los jefes quieren que las cosas se hagan, el líder motiva y empodera.
2. El jefe es el centro de atención, el líder quiere que los demás brillen.
3. Un jefe da órdenes, el líder brinda dirección.
4. El jefe ve a los demás como inferiores, el líder trata a los demás como iguales.
5. Para un jefe su equipo es “desechable”, para un líder su equipo es fundamental.
6. Un jefe busca inspirar temor, mientras que el líder, entusiasmo.
7. Un jefe asigna, pero un líder delega y se involucra.
Pero para que esto ocurra el camino no es fácil, pues implica renunciar a lo que para muchos significa crecer laboralmente: como el ego, el decir cómo se tienen que hacer las cosas, asegurar que siempre tienes la razón o impedir que alguien contradiga tu visión de las cosas.
Sin embargo, a cambio de renunciar a esas viejas prácticas y nociones obtienes algo mucho más valioso: un ambiente cordial, colaboración y un equipo que te sigue “no por lo que digas sino por quién eres”.
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